José Antonio fracasó en su intento de obtener un escaño de diputado en las elecciones de 1931, a las que se presentó con Unión Monárquica Nacional; pero consiguió su propósito en las de 1933, integrado en una coalición conservadora. Utilizó su escaño y las libertades democráticas del régimen republicano para un nuevo partido de inspiración fascista, atraído por los modelos de Benito Mussolini y Adolf Hitler.
Tras varios intentos fracasados, en 1933 creó la Falange Española; al año siguiente la fusionó con otro grupo de ideología similar, las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, dando lugar a FE de las JONS. Combinando la agitación callejera (frecuentemente violenta) de sus jóvenes militantes con la propaganda política, la Falange fue adquiriendo notoriedad en la vida pública española.
Pero las elecciones de 1936, en las que no obtuvo ni un solo escaño, demostraron su escaso apoyo entre la opinión pública. Por entonces, la Falange estaba ya decididamente inclinada al uso de la fuerza y al abandono de la lucha política legal, contra el ascenso del poder de la izquierda y de los nacionalismos regionales, que entendía como amenazas contra sus valores esenciales. La derrota electoral de 1936 confirmó esa tendencia y lanzó a los falangistas al pistolerismo y a la conspiración contra la República.
En aquel mismo año, el gobierno de izquierdas declaró ilegal a la Falange como responsable de desórdenes públicos, y encarceló a su jefe, José Antonio Primo de Rivera. Cinco meses más tarde tuvo lugar el golpe de Estado militar encabezado por los generales Emilio Mola y Francisco Franco, con el que dio comienzo la Guerra Civil española (18 de julio de 1936 - 1 de abril de 1939). El gobierno republicano, consciente de la convivencia de la Falange con los golpistas, trasladó a José Antonio de Madrid a una cárcel más segura en Alicante, donde fue condenado a muerte por un tribunal popular y fusilado el 20 de noviembre de 1936.
Los golpistas y militares alzados en armas contra la República no hicieron nada por salvar la vida de José Antonio, cuya muerte en plena juventud les suministró un mito heroico ampliamente explotado en los años siguientes; al mismo tiempo, la desaparición de José Antonio eliminó del bando rebelde al único líder con carisma que podía hacer sombra a los militares, dejando el camino libre para la conversión de la Falange en el partido único durante el régimen dictatorial de Francisco Franco (unificada con los tradicionalistas formando FET de las JONS), una Falange domesticada y desprovista de su mística revolucionaria inicial, con Franco como jefe nacional.
José Antonio Primo de Rivera descansa en el Valle de los Caídos, lugar donde también descansa Francisco Franco.
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