Beatriz de Bobadilla fue una dama castellana, marquesa de Moya (Cuenca), consejera y persona muy próxima a Isabel la Católica. Nació en Medina del Campo en el año 1440.
Fue hija de Pedro de Bobadilla y Beatriz de Corral. Desde muy joven estuvo al servicio de la reina Isabel. Se ha supuesto que el contacto entre ambas se inició cuando la aún infanta vivía en Arévalo y el padre de Beatriz era el guardián de la fortaleza, aunque no se han encontrado pruebas documentales, si bien Alfonso de Palencia hace alguna referencia a ello en su Crónica de Enrique IV.
Se casó con Andrés Cabrera, personaje destacado en la corte de Enrique IV (había sido camarero mayor del mismo), con el que tendría nueve hijos.
En 1480 la reina Isabel les concedió a ambos el marquesado de Moya y el señorío de Chinchón, de nueva creación, que ocupaba buena parte del sudeste de los que es ahora la Comunidad de Madrid. Su presencia en la corte fue constante, alcanzando gran influencia en la misma. Durante la Guerra de Granada, en el asedio de Baza, fue atacada a cuchilladas por un enemigo que la confundió con la reina. Pero afortunadamente salió ilesa.
Su sobrina fue Beatriz de Bobadilla y Ulloa, gobernadora de La Gomera. Como recordatorio, que la concesión del señorío de Chinchón supuso que 1200 habitantes, con nombres, apellidos y oficios, pasaron a ser de hombres libres, a siervos contrariamente a lo que había jurado no hacer, de lo que al final de sus días la reina, Isabel, parece ser que se arrepintió y recogió en su testamento que se repusieran las cosas y las libertades perdidas a sus inicios, cosa que nunca se realizó.
Tras la muerte de Isabel la Católica y la marcha de Fernando II a Aragón, abandonaron la corte y entregaron el alcázar al señor de Belmonte, al servicio de Felipe el Hermoso. Y, aunque Fernando volvió como regente, no regresaron por su avanzada edad. Murió en la Villa de Madrid en el año 1511, a los 70 años, algo considerable en aquella época.
Juan Prim y Prats nació en Reus (Tarragona) el 6 de diciembre de 1814. Fue un militar y político español. Se integró en el ejército para defender el trono de la reina Isabel II desde el comienzo de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), en la que ascendió hasta coronel. Inclinado a las ideas liberales, se lanzó enseguida a la política como diputado por Tarragona en 1841. Apoyó a los progresistas durante el trienio esparterista (1840-1843); pero se enfrentó al autoritarismo de Espartero y acabó contribuyendo a derrocarlo organizando una sublevación en Reus. El gobierno progresista así formado nombró a Prim gobernador militar de Barcelona, con el encargo de reprimir el movimiento revolucionario que perduraba en la ciudad en 1843.
Después, el poder pasó a los moderados de Ramón María Narváez por un largo periodo, y Prim prefirió alejarse de la política, dedicándose a viajar por Europa. En 1847 fue gobernador de Puerto Rico, en donde destacó por su dureza en la represión del bandolerismo y de los motines de esclavos. De regreso a España fue elegido nuevamente diputado en 1851 y volvió a adquirir protagonismo político tras la Revolución de 1854, con la que dio comienzo un nuevo bienio progresista; en ese periodo mandó la expedición española enviada a Melilla para sofocar la insurrección de los rifeños en 1856.
Por entonces se integró en la Unión Liberal, partido centrista creado por el general Leopoldo O'Donnell. Siendo ya este presidente del gobierno, Prim participó en la Guerra de África (1859-1860), obteniendo éxitos que le valieron el título de marqués de los Castillejos. En 1861 fue puesto al mando del cuerpo expedicionario español enviado a México, en colaboración con fuerzas francesas y británicas, para obtener del gobierno de Benito Juárez el pago de las deudas pendientes; la presión militar impulsó al gobierno mexicano a entablar conversaciones sobre la deuda, que culminaron con la firma del Convenio de la Soledad en 1862.
Sin embargo, al descubrir que Napoleón III pretendía aprovechar aquel pretexto para derrocar a Juárez e instaurar en su lugar a Maximiliano I como emperador de México, Juan Prim decidió por su cuenta retirar sus fuerzas. Aunque las autoridades españolas ratificaron su postura, el desacuerdo con O'Donnell llevó a Prim a abandonar la Unión Liberal, y ante la enemistad que había suscitado en la opinión conservadora por no alinearse con los enemigos de Juárez, regresó a las filas progresistas.
Desde entonces conspiró continuamente para derrocar a los gobiernos moderados, e incluso a la propia Isabel II: intentó un fallido desembarco en Valencia (1865); organizó la sublevación del Cuartel de San Gil (1866); promovió el Pacto de Ostende entre progresistas y demócratas (1866), al que se sumaron los unionistas tras la muerte de O'Donnell (1867). Y finalmente, lanzó la Revolución de 1868 conocida como La Gloriosa, en colaboración con Sagasta, Serrano, Ruiz Zorrilla y Topete. Prim participó en el pronunciamiento inicial en Cádiz y marchó luego a sublevar Valencia y Barcelona, antes de hacer su entrada triunfal en Madrid, ya destronada la reina.
En el inmediato gobierno provisional presidido por Francisco Serrano, Prim se encargó del Ministerio de la Guerra; en las Cortes Constituyentes defendió la definición del nuevo régimen como una monarquía democrática, que quedó plasmada en la Constitución de 1869. Serrano pasó entonces a ejercer la regencia mientras se encontraba un rey para el trono vacante, sustituyéndole Prim como presidente del Consejo de Ministros. Desde ese cargo fue uno de los principales defensores de la candidatura de Amadeo de Saboya; pero unos pocos días antes de que este llegará a Madrid para iniciar su reinado, Prim murió asesinado el 30 de diciembre de 1870 en un atentado en la Calle del Turco cuya autoría nunca ha podido ser esclarecida.
La primera mitad del siglo XX constituye un periodo singularmente convulso en todos los ámbitos del pensamiento y de la actividad humana. Diversos hechos históricos alterarán dramáticamente la vida de millones de europeos, y se producirán profundas transformaciones que afectarán tanto a la política, como a la economía, ciencia, arte...
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) provocó en el frente más de 10 millones de muertos y su brutalidad causó un profundo impacto psicológico en la población europea. Coincidiendo con la etapa final del conflicto bélico, se produjo el triunfo de la Revolución Rusa en 1917 y, más tarde, la crisis económica conocida como la Gran Depresión (1929).
Estos acontecimientos desembocaron en un rechazo del sistema liberal propio de la sociedad burguesa, cuyas consecuencias fueron el avance del comunismo y anarquismo y el surgimiento del fascismo en Italia y nazismo en Alemania, estos últimos desencadenaron tras participar en la Guerra Civil Española (1936-1939), la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la ciencia, la teoría de la relatividad de Albert Einstein, y la mecánica cuántica, desarrollada a partir de las investigaciones de Niels Bohr, Marx Planck, Erwin Schrödinger o Werner Heisenberg, traen consigo la defunción del modelo newtoniano.
En la música, la artes plásticas y la literatura, las vanguardias históricas postulan, innovaciones extremas (dodecafonismo, abstracción...) que pretendieron hacer tabula rasa de toda la tradición artística occidental.
- LAS VANGUARDIAS Y LA CRISIS DE OCCIDENTE
La denominación de vanguardias históricas hace referencia al conjunto de movimientos artísticos y literarios que se desarrollan en Europa y América en las primeras décadas del siglo XX.
Las vanguardias constituyen la respuesta en el arte y en la literatura a una situación de crisis espiritual que se puede concretar en dos puntos:
- Un radical descontento ante el presente en todos los órdenes: social, económico, político, ideológico o artístico.
- El desprecio hacia el presente, pero también hacia todo el proceso histórico que había conducido a la situación actual.
- MOVIMIENTOS VANGUARDISTAS
- Futurismo
Aunque existió un movimiento futurista en Rusia, con autores como Vladimir Maiakovski, el movimiento fue liderado por el poeta italiano Filippo Tomasso Marinetti. El futurismo se caracteriza por la exaltación de la velocidad, la técnica, el deporte o la fuerza. Algunas frases del Manifiesto futurista en 1909 ("queremos glorificar la guerra, única higiene en el mundo") anuncian la deriva política de Marinetti, que simpatizaría, más tarde, con el fascismo de Mussolini.
- Dadaísmo
En 1916, huyendo de la guerra, se reúne en Zúrich un grupo de artistas de diversas nacionalidades (el alemán Hugo Ball, el rumano Tristan Tzara o el francés Jean Arp) que irrumpe en protesta contra los valores imperantes. Sus señas de identidad fueron compartidas por otros creadores como Marcel Duchamp, Francis Picabia o Kurt Schwitters. El nombre del movimiento (dadá) imita el balbuceo de un bebé y sugiere el regreso a un estado de inocencia originaria, ajeno a la lógica y relacionado con el primitivismo. Los dadaístas cultivaron la poesía fonética, el collage o el ready-made, en un intento de demolición de los convencionalismos burgueses a través de la burla, la provocación o el absurdo.
- Expresionismo El expresionismo es un movimiento heterogéneo que se desarrolla principalmente en Centroeuropa en el primer cuarto del siglo XX. Sus rasgos principales son el rechazo de la guerra y la tiranía; la tendencia a la deformación grotesca, a menudo como cauce de la crítica social, y la expresión del horror ante la barbarie y crueldad humana, así como de la angustia, la soledad o la alienación del yo en la sociedad contemporánea. Con el movimiento expresionista pueden relacionarse pintores como Edvard Munch, Oskar Kokoschka, Vassily Kandinsky o Paul Klee; músicos como Arnold Schönberg o escritores como Bertolt Brecht, Georg Trakh, o Franz Kafka y, en España, Valle-Inclán en su etapa del esperpento.
- Surrealismo Su origen se sitúa en 1924, cuando André Breton, iniciado en el dadaísmo, publica el Primer Manifiesto Surrealista, una propuesta de liberación integral del espíritu humano que pretende romper con las ataduras de la moral y la razón. Frente a la razón, reivindica la intuición, la imaginación, los sueños, el azar o la poesía como formas de conocimiento, capaces de descubrir un orden oculto en los sucesos del mundo. Arte y literatura se convierten en métodos de indagación en el inconsciente que, de acuerdo con el psicoanálisis, de Sigmund Freud, constituía el estrato fundamental del psique humana. Al grupo fundado por Breton, pronto se unieron Louis Aragon y Paul Éluard. Otros creadores como el poeta René Char; los pintores Salvador Dalí, Joan Miró, Max Ernst o René Magritte; el cineasta Luis Buñuel...estuvieron vinculados al surrealismo, que dejó una profunda huella en algunos poetas de la Generación del 27 como Federico García Lorca, Rafael Alberti...
- Fauvismo
Un grupo de pintores franceses entre los que se encontraban Henri Matisse, André Derain y Raoul Dufy recibieron el nombre de fauves (salvajes) por su pintura realizada a base de colores puros, estridentes y descarnados.
En efecto, estos artistas utilizaron, con extraordinaria libertad, colores complementarios como el amarillo y el violeta, el rojo y el verde, o el azul y el naranja, aplicándolos tanto a las figuras como a los paisajes, sin tener en cuenta los referentes reales. Su estilo creó una escuela: el fauvismo.
- Cubismo El término "cubismo" denominó la corriente artística que redujo las formas a esquemas geométricos, es decir, a "cubos", y que hizo definitivamente que la pintura dejara de ser un fiel reflejo de la realidad. El cubismo sin embargo, fue también una interpretación de la realidad. De hecho, los artistas quisieron representar los objetos no tal y como los ve el ojo desde un punto de vista determinado, sino según la mente los imagina, es decir, mirando dentro de ellos, representando simultáneamente sus distintos aspectos e imaginando su función. La imagen se descompone dando lugar a representaciones frontales, laterales, de abajo arriba, de arriba abajo y desde dentro.
Los cubistas más destacados, junto a Pablo Ruíz Picasso, son Georges Braque y Juan Gris.
Aquó os dejo dos documentales, el primero trata sobre Salvador Dalí y el segundo sobre el Guernica de Pablo Picasso.
- SUCESIÓN TRAS LA MUERTE DE ISABEL LA CATÓLICA
La reina Isabel murió el 26 de noviembre de 1504, con lo que Fernando quedó viudo y sin derechos claros al trono castellano. Firmada la Concordia de Salamanca, en 1505, el gobierno fue conjunto entre su hija Juana, su esposo Felipe y el propio Fernando.
Pero ante discordancias entre Felipe con Fernando y por la Concordia de Villafáfila, de 1506, este último se retiró del poder de Castilla y regresó a Aragón, además se casó con Germana de Foix antes de cumplirse un año de la muerte de Isabel. Así quedó reinando el matrimonio de Juana la Loca y Felipe el Hermoso en Castilla. Sin embargo, esta situación no duró mucho, pues Felipe murió tras caer enfermo, en 1506, en extrañas circunstancias (pudo haber sido Fernando el Católico el responsable) tras beber un vaso de agua fría.
Tras la muerte de su marido, se declaró a la reina Juana incapacitada mental y se nombró regente al cardenal Cisneros, que junto a las Cortes pidió a Fernando que regresara para gobernar Castilla. Fernando regresó y ocupó en 1507 su segunda regencia formando dúo con Cisneros y gobernando ambos hasta que Carlos, hijo de Juana, alcanzase la mayoría de edad.
Durante la regencia de Fernando y Cisneros se incorporó Navarra al reino de Castilla. Fernando el Católico murió en 1516 en Madrigalejo, Cáceres, antes de que Carlos I llegara al trono español. Así quedó como único regente en Castilla, Cisneros, que murió en el trayecto hacia Asturias para dar la bienvenida al nuevo rey, Carlos I de España. Paralelamente, en Aragón quedó como regente el arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón, hasta la llegada de Carlos I de España.
Aquí se muestra un enlace que trata sobre la extraña muerte de Felipe el Hermoso y si tuvo algo que ver Fernando el Católico en el caso: