Se conoce como guerra numantina al último conflicto que hubo entre la República romana y las tribus celtíberas que habitaban las inmediaciones del Ebro. Fue el último episodio de las guerras celtíberas cuya contienda se resolvió tras 20 años de guerras intermitentes.
La primera fase de la guerra se inició en el 154 a.C. debido a una revuelta de las tribus celtíbera del Duero, esta primera fase finalizó en el 151 a.C., pero, en el 143 a.C. surgió de nuevo una insurrección en la ciudad de Numancia. La primera guerra fue contemporánea a la guerra lusitana que estalló en la Hispania Ulterior tras la rebelión lusitana encabezada por Viriato.
Tras el rebrote de las hostilidades en el 143 a.C., Roma envió a una serie de generales a la Península Ibérica para que se enfrentaran a los numantinos, los cuales fracasaron en su intento de conquistar la ciudad como es el caso de Quinto Pompeyo, Mancino...
En el año 134 a.C., el cónsul Publio Cornelio Escipión Emiliano fue enviado a la Hispania Citerior para que terminara de una vez con la guerra. Escipión Emiliano reclutó a un ejército de 20.000 hombres, más 40.000 auxiliares entre los que se contaba la caballería cedida por Jugurta y un gran número de aliados locales, en total unos 60.000 soldados.
Escipión construyó un sistema de siete fortificaciones que rodeaban la ciudad antes de iniciar el sitio. Tras sufrir peste y hambruna la ciudad se rindió finalmente, aunque la mayoría de sus habitantes se suicidaron antes de entregarse. La gran victoria sobre Numancia trajo una era de paz a Hispania, paz que se mantuvo hasta el inicio de la guerra de Sertorio.
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