Carlos I de España y V de Alemania nació el 24 de
febrero de 1500 en Gante. Era español por su madre Juana de Castilla y por sus
abuelos Fernando e Isabel, los Reyes Católicos; alemán, por su abuelo paterno
el emperador Maximiliano; borgoñón por su padre Felipe I el Hermoso y
por su abuela María de Borgoña, esposa de Maximiliano I e hija de Carlos el
Temerario.
De su educación se
encargaron Margarita de Austria, su tía, y el cardenal Adriano de Utrecht, quien
en un futuro sería el Papa Adriano VI.
Cuando murió su padre,
en 1506, recibió Holanda, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado a lo que se
añadiría Aragón, Navarra, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, y los
territorios ya conquistados en América que heredó a la muerte de su abuelo
materno Fernando el Católico, en 1516. Además, en 1519, por
parte de su abuelo paterno Maximiliano I obtuvo los territorios austríacos de
los Habsburgo y fue elegido emperador de Alemania.
Así, Carlos fue rey de
España de 1516 a 1556 y emperador de Alemania de 1519 a 1556.
Influido por el
erasmismo en la primera etapa de su reinado, trató de hacer realidad el inicio
de un imperio universal cristiano, pero para ello necesitaba el Milanesado como
medio de unión de sus reinos. Lo consiguió en 1526, a través del Tratado de
Madrid, y también el ducado de Borgoña al vencer en 1522 a Francisco I en
Bicoca y en 1525 en Pavía. Pero el rey francés se alió con Clemente VII y los
príncipes italianos independientes en la Liga de Cognac, declarando la guerra
al emperador. La paz de Cambrai en 1529 resolvió la recuperación del ducado de
Borgoña por Francisco I. Ante el problema religioso alemán mostró una actitud
conciliadora, manifestada en la Dieta de Habsburgo, que fracasó por el
radicalismo de los príncipes protestantes alemanes. Esta política imperial no
fue bien entendida por los españoles y motivó el levantamiento de las
Comunidades en Castilla, protagonizado por la pequeña aristocracia y burguesía
de las ciudades.
La derrota de los comuneros tuvo lugar en 1521
en Villalar originando la alianza del emperador con la aristocracia
latifundista y la progresiva pérdida de efectividad de las Cortes de Castilla.
En Valencia y Mallorca la represión contra los elementos de las germanías que
se dieron entre 1519 y 1523, en donde artesanos y burgueses en su mayoría,
trajo consigo idénticos resultados. Las disidencias religiosas produjeron la
crisis del erasmismo en la concepción política de Carlos I, quien se propuso
dar una solución personal al problema religioso. Los príncipes alemanes que
habían rechazado la Dieta de Augsburgo se unieron en la Liga de Esmalcalda, que
se alió con Francisco I en 1832, y éste con el sultán turco Solimán el
Magnífico. Carlos obligó a Solimán a levantar el cerco de Viena y tomó
Túnez en 1535, pero no pudo evitar que Francia ocupase Saboya.
Esta situación
fue confirmada por la tregua de Niza en 1538, pero en 1541 los turcos se
apoderaron de Budapest y Francisco I se enfrentó con el emperador; la paz de
Crépy en 1544 puso fin a este conflicto, comprometiéndose Francia a romper la
alianza con Turquía y a luchar por la unidad de los cristianos.
El final del
reinado del emperador estuvo impregnado por los problemas germánicos. Se
enfrentó, venciéndolos, a los príncipes alemanes en Mühlberg en 1547, pero el
nuevo rey francés, Enrique II se alió con la Liga de Esmalcalda. El desastre de
Innsbruck en 1552, donde estuvo a punto de ser prendido, le obligó a negociar
la Paz de Augsburgo en 1555, que reconocía la libertad religiosa en Alemania y
significaba la renuncia del emperador a su ideal de la unidad religiosa del
imperio. Por otro lado firmó con Enrique II, que se había apoderado de Metz.
Toul y Verdún, la tregua de Vancelles.
Con Carlos, España
conoció durante su reinado una etapa de máxima prosperidad económica; la
colonización y conquista de América abrieron muchos mercados y la llegada de
metales preciosos sirvió de impulso a todas las actividades económicas
facilitando también las campañas bélicas del emperador, pero el alza constante
de precios y la política imperialista, antieconómica, terminaron por arruinar
las actividades económicas de Castilla y germinar una decadencia que se dejaría
sentir a fines del siglo XVI.
Las continuas
amenazas y la mala situación financiera hicieron que el emperador abdicara en
Bruselas el 25 de octubre de 1555, dejando el imperio alemán y las propiedades
de los Austrias en Alemania a su hermano Fernando. Al año siguiente cedería a
su y hijo Felipe II, España y sus colonias, Italia y los Países Bajos.
Después
se retiró al monasterio de Yuste en Extremadura, donde murió el 21 de
septiembre de 1558.